martes, 29 de enero de 2013

Discurso Integro Palabras del Agradecimiento del Senador en la Misa Solemne del Bicentenario



Palabras del Dr. José Rafael Vargas, Senador de la República por la Provincia Espaillat, en la Acción de Gracias de la Misa Solemne del Bicentenario del Natalicio de Juan Pablo Duarte, Padre Fundador de la República Dominicana.

GRACIAS, JUAN PABLO, POR EL DON DE TU VIDA EN ARAS DE LA LIBERTAD

Hoy es un día que se repite cada 100 años. Una misma generación no volverá a vivirlo. Es uno de esos días que no está sujeto al calendario ni al cronómetro, sino que es un kairós, un tiempo especial, cualitativo, donde se brinda a un pueblo la oportunidad de mirarse en el espejo de sus raíces fundadoras, de auscultar en el manantial que le dio origen, para hurgar en su memoria histórica, reencontrar su identidad y conectar con un proyecto de nación como lo soñaron los padres fundadores.

Hoy es un día que solamente reboza agradecimiento desde el fondo de nuestros corazones. Agradecer a Dios por regalarnos a un hombre que es sin duda alguna, el rostro y el corazón de la Patria.

El desafía a los jóvenes de cada generación a ser aguerridos, soñadores, luchadores y entregados a una causa que trascienda nuestros límites particulares, para abordar un proyecto de Patria, de Nación, de república libre, soberana e independiente. De soñar con aquella “independencias pura y simple” que él supo inculcar a aquel puñado de jóvenes que compartieron sus mismos sueños y esperanzas.

Ese hombre, en cuya alma se acrisoló la identidad nacional, nos desafía a través del tiempo a los políticos a convertir nuestra labor en una obra de servicio y solidaridad con el pueblo.

El desafía a los que tienen bienes y riquezas, aún bien ganadas, a ser generosos con la Patria y no escatimar bien alguno cuando se trata del interés nacional.


El desafía junto a sus hermanas y hermanos a todas nuestras familias, a poner el empeño nacional por encima de los desafíos particulares y familiares.
El desafía al servidor público a vivir plenamente el camino hermoso de la honradez y del deber cumplido.

El desafía a cada ciudadano a servir a la Patria sin pasarle factura, sin exigirle a ella “que le resuelva su vida por los servicios prestados”.
El vuela alto sobre los cielos de la Patria, desafiándonos a buscar nuevos horizontes que permitan construir una Patria donde todos puedan vivir con dignidad.
Hoy, la Provincia Espaillat se siente regocijada de celebrar durante todo este año la memoria de ese hombre-camino, de ese hombre-señal, de ese hombre-misión.

Es hora para sembrar en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes la fe en el porvenir de la república. Como él mismo decía: “No hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos”.

Ese hombre que hoy es memoria, identidad y proyecto del pueblo dominicano, nos desafía cada día, cada mañana a concebir nuevos ideales, a desarrollar estrategias de acción que permitan convertir los sueños en realidades.

De ese hombre, todos sabemos el nombre, pues él encarna las mayores y mejores aspiraciones de nuestro pueblo. El es “esa montaña que dialogó con los cielos y su estatura colosal que se agiganta con el tiempo lo convierte en “un absoluto en el imaginario nacional”.

El es presencia infinita, que acicatea nuestras vidas para lanzarnos por caminos inéditos, hacia aventuras colectivas, donde podamos reconstruir la esperanza de un pueblo al que se le han ido postergando muchos derechos, a pesar de sus luchas y resistencias.

Gracias por reunirnos en este santuario de la Virgen del Rosario, Patrona de Moca, para honrar la memoria de este hombre que nos hace a todos mejores dominicanos.
Cuando pensamos en él, no podemos ser malos dominicanos, pues él encarna una paternidad que sanea nuestro corazón y nos impide ser viles e ingratos con la Patria.

Sería una pena que este año, que es una gran oportunidad para reencontrarnos con este hombre y con nosotros mismos, se diluya en actos protocolares para llenar cometidos de efemérides y no cale en el corazón y el alma nacional.

No desperdiciemos la oportunidad que nos brinda celebrar un bicentenario. Abramos las puertas de nuestros corazones, para que este hombre vuelva a entusiasmar a cada dominicano con esas ansias de libertad y justicia social.
El Bicentenario tiene que ser un tiempo oportuno para despertar la conciencia nacional y comprometernos con el pensamiento y la acción de aquel hombre que seguirá siendo por siempre, el Padre Fundador de la República.

No desperdiciemos el Bicentenario en cosas banales. Hagamos de él una oportunidad para que la dominicanidad pueda crecer en nosotros tal como aquel hombre excepcional lo soñó para todos.

MUCHAS GRACIAS.

Sábado 26 de enero de 2013