INFORME DISIDENTE
Durante muchos años, hemos venido abogando en el país por la existencia de un uso racional del gasto público, que cree un equilibrio en la inversión y que aliente con seriedad una estrategia nacional de desarrollo.
Para tales fines, desde que asumimos como miembro de esta Comisión de Presupuesto, planteamos que en el proyecto que recibimos del Ministerio de Hacienda, no hubo una audiencia horizontal para escuchar a nuestras comunidades y a los sectores más sensibles de la población.
El Presupuesto de ingresos y ley de gastos públicos, debe reflejar las prioridades y las necesidades más sentidas del país, a los fines de que, en un momento de crisis mundial, los recursos se concentren en las áreas vitales e impostergables de las 31 provincias y el Distrito Nacional, y sobre todo, que haya respuesta concreta a los temas que hoy se constituyen en una urgencia nacional, como es el de la educación, que ha unido a la sociedad en un reclamo nacional ya inaplazable.
La realidad del proyecto de Presupuesto del año 2011, es que el 59% de la inversión pública se concentra en el Distrito Nacional, que si bien tiene una alta población, desdeña 24 provincias, algunas de las cuales apenas son tomadas en cuenta.
El hecho de que se ignoren obras ya iniciadas hace más de 20 años, como el caso del elevado de entrada a Moca, que se constituye hoy en una vergüenza pública, con más de 20 muertos y cientos de heridos como consecuencia de los trágicos accidentes, también deja de lado reclamos de toda una región, como la presa de Monte Grande, en el Sur, cuyo primer picazo ya fue dado.
Y esto lo que quiere decir es, en primer lugar que no hay rigurosidad en el seguimiento de los temas de interés público, y en segundo lugar que no hay una sintonía entre los planes esbozados en el proyecto de presupuesto y las expectativas nacionales.
Destruir los esfuerzos serios por crear instituciones creíbles, como el caso del Indotel, que desarrolla una labor eficiente de acceso a la comunicación, a la educación y al conocimiento del siglo 21, es otra antinomia vista en este proyecto.
Esta institución es la única que se ha propuesto desarrollar la conectividad en todas las comunidades del país, con una clara política de acceso, sin embargo en el presupuesto del 2011 se plantea cortarle las alas a este órgano, reducirle el presupuesto a la mitad, mientras se estanca el presupuesto del Ministerio de Educación Superior, que debió merecer el estímulo y el reconocimiento de la Sociedad, por su política de becas, el desarrollo de internet 2 en el país y la existencia de un plan de desarrollo de la investigación.
Hace un mes, en el inicio de la discusión, entregamos un documento a la comisión de Presupuesto, donde advertíamos la conveniencia de ver como prioridad fundamental a la educación, y en esa virtud planteamos algunas salidas para comenzar a dar señales de respaldo a lo que ya es un reclamo y una urgencia nacional. La Comisión Bicameral ha visto y analizado varias posibilidades de respuesta, pero se ha encontrado con un cuadro difícil de revertir, por la forma en que se ha estructurado el presupuesto. Debemos insistir en que no hay Estrategia Nacional y mucho menos desarrollo, sin pasar por la prioridad de la educación.
Hay instituciones culturales, incluso, que se perciben como simbólicas y que jamás pueden morir por falta de recursos. Tal es el caso de la Orquesta Sinfónica Nacional, que no mereció ser tomada en cuenta en este presupuesto.
El escenario técnico con que se presenta el presupuesto, proyecta la idea de que no se escucharon las voces de los gestores sociales de las comunidades (ni a los gobernadores, los alcaldes, los senadores, diputados y líderes comunitarios) donde podían surgir verdaderas prioridades que no representaban mayores inversiones para el gobierno, pero al menos tomaban en cuenta las realidades particulares de cada comunidad. Todos conocemos las limitaciones, los serios apuros del gobierno y las limitaciones de ingresos, pero con lo poco que existe, deben verse las prioridades reales.
Si se observan las organizaciones no gubernamentales contempladas en el presupuesto, veremos que persiste el viejo esquema de sustentar instituciones que solo existen en los papeles, y no ha habido una intención seria para depurar la misma, existiendo aún ONGs que pertenecen a personas que no le dan ningún uso social. Otras en cambio, que realmente existen y que cumplen una gran labor, como los asilos de ancianos, los albergues educativos infantiles, los hogares para personas con alguna discapacidad, reciben migajas de subsidio. Y para eso debe existir un esfuerzo serio en la elaboración del Presupuesto, trabajando con las comunidades donde deberían operar esas instituciones.
El país no se puede dar el lujo de estimular y seguir fomentando el dispendio y los recursos deben ir allí donde realmente se necesitan. Debe quedar atrás la época en que los recursos de la educación se destinaban a las Fuerzas Armadas, y comenzar una nueva etapa donde se cree una cultura de la vida, para que podamos decir alguna vez, que tenemos una sociedad organizada, con reales vuelos de grandeza social.
Nosotros sentimos la necesidad de que en sectores sensibles como el de la educación, la salud, la vivienda y el transporte, se escuche a los gestores sociales, a los que tienen responsabilidades en el diseño de las políticas públicas, creando un escenario horizontal de gobernabilidad y terminando el viejo esquema que todo lo verticaliza y que margina a los que durante años se organizan para reclamar un uso racional y equilibrado de sus recursos públicos.
Hay obras en ese presupuesto que no tienen el carácter prioritario y que bien pudieron desarrollarse en varios años, pero hay otras que no esperan más, sobre todo si queremos cambiar la percepción pública de que no tenemos planes ni estrategia nacional de desarrollo.
Creo conveniente expresar nuestro punto de vista, que demarca una filosofía orientada a producir cambios sustanciales en la sociedad, y desde ese punto de vista el presupuesto debe ser la primera vía. Por consiguiente, creemos que este debe tratarse con la seriedad y discusión pública que amerita, para que alguna vez la sociedad entienda que se le ha tomado en cuenta.
Este presupuesto es desequilibrado y no muestra ni sintetiza lo que son las aspiraciones y expectativas de una sociedad que está reclamando que los recursos vayan, donde realmente se necesitan.
Manifiesto mi interés de expresar disidencia con ese estilo de proyectar el país, y espero que esta posición sea tomada en cuenta para el futuro, en la esperanza de que al conocer en el 2011 el presupuesto del próximo año, se contemple la idea de que la sociedad realmente está ha cambiando.
Con nuestro mayor respeto,
Dr. José Rafael Vargas
Senador de la República
6 de Diciembre del 2010